#DíaInternacionalDeLaMujerRural 15 de octubre 2020

Históricamente las mujeres y niñas han estado en desventaja respecto a los hombres y niños, la situación actual ha evidenciado aún mas estas brechas existentes. Antes de la aparición de la COVID 19, las mujeres rurales ya se enfrentaban a serios obstáculos para acceder a propiedad de tierras, créditos y proyectos productivos que les permitan sostener a sus familias. La Gran Encuesta Integrada de Hogares realizada en 2017 refleja que los hogares encabezados por mujeres son 5,6% más pobres que los hogares encabezados por hombres. Sin embargo, la situación de las mujeres rurales en Colombia es aún más crítica.  Según el Departamento Nacional de Planeación (DNP) 3.400.000 mujeres rurales viven en condición de pobreza y una de cada cuatro vive en condición de extrema pobreza, es decir 1.940.000 mujeres rurales. En cuanto a salarios, el DANE afirma que las mujeres ganan 18,7% menos que los hombres. En este sentido, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) afirma que las mujeres rurales trabajan 10 horas mas que las mujeres que laboran en las ciudades. Además, de cada 10 mujeres que trabajan en el campo 8 lo hacen de manera informal. Pero… ¿Qué es ser una mujer rural en Colombia? … Según la ley 731 de 2002, que beneficia la mujer rural, se considera mujer rural toda aquella mujer que sin importar su naturaleza y su ubicación geográfica que además fundamenta su vida en proyectos productivos sostenibles como agricultura, proyectos agropecuarios, pesqueros, mineros, avícolas. Esta ley también permite que las mujeres rurales puedan acceder a seguridad social, mejor calidad educativa, proyectos productivos sostenibles y a obtener titulación y propiedad de la tierra. Si bien, la ley existe, su implementación ha sido un poco lenta.

Según el informe presentado por la Dirección de la Mujer Rural del Ministerio de Agricultura en 2019, en Colombia hay cerca de 5,1 millones mujeres que habitan las zonas rurales; de las cuales 4,1 millones (aproximadamente) se dedica a la producción de alimentos para el hogar o a los trabajos de mano de obra, como el trabajo en los cultivos. Además, las mujeres dedican en promedio 8 horas y 12 minutos a las labores domésticas, mientras que los hombres dedican en promedio 3 horas y seis minutos. Las mujeres rurales colombianas, se enfrentan a diferentes obstáculos, sin embargo, los más visibles son la falta de educación de calidad, discriminación y violencia de género. Aunque, las mujeres rurales tienen más años de escolaridad que los hombres rurales: 5,4 años vs 4,9 años, la tasa de analfabetismo en las mujeres rurales paso de 14,0% en 2010 a 10,6% en 2018. En cuanto a discriminación, las mujeres rurales son discriminadas respecto a mujeres que trabajan o viven en las ciudades, por sus condiciones de vida y acceso a servicios de mejor calidad. Respecto a la violencia de género, el número de casos de violencia intrafamiliar en contra de las mujeres a nivel nacional aumentó 3% y en zonas rurales 41%.

Pero el papel de las mujeres rurales va más allá de las cifras. La mujer rural, se ha convertido en el principal protagonista del campo colombiano, ya que lo que sobrevive en el campo después de la guerra es la mujer. La mujer que sobrevivió el conflicto, que se convirtió en viuda, huérfana y/o madre a la cual le arrebataron sus hijos durante la ola de violencia que ha vivido Colombia durante los últimos 50 años. Es esa mujer luchadora que se ha empoderado para salir adelante con su familia, que, a pesar de las desigualdades y falta de oportunidades, lucha cada día por un mejor futuro. La mujer rural es vida y sustento de vida. Más allá de cultivar, la mujer rural es fundamental en el tejido social, económico y cultural de Colombia, se encarga de labores no remuneradas como el cuidado y crianza de menores, transmisión de tradiciones de generación en generación y memoria historia de comunidades.

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